El ambiente tiene el momento del tierno anochecer
Las pupilas
del sol se empiezan a cansar
El
clima que hay ahora ya no es cálido
ahora
se siente una penumbrosa aura helada.
Los
tiernos pajarillos a sus ramas van,
no
soportan más volar.
Las
pequeñas hormiguitas cansadas ya están,
no
pueden laborear más.
El
cielo se ve algo crepuscular
Las personas dejan de andar,
y
los árboles empiezan a precipitarse más.
Es la hora del medio anochecer,
las
personas son ofuscadas por el clima perturbador
Los
pajarillos siguen insistentes con sus cantos
Los
perros se dirigen a sus casas
La tierra se pone húmeda
y los corazones de los árboles también.
A
la hora del anochecer,
las
personas se refugian en sus casas,
saben
que aquel viejo va a venir.
A
la hora del anochecer,
las
cometas no vuelan en plazas,
saben
que ya no van a poder.
A
la hora del anochecer,
los
Dioses no fingen,
se
amargan.
A
la hora del anochecer,
las
líneas del verso se vuelven de prosa,
y
todo lo que era euforia se vuelve extasiado.
A
la hora del anochecer, mi canto se vuelve tirano
y
ofusca a los malos con falsas hazañas,
para
que se vean irreal.
A
la hora del anochecer,
en
Loveoly se siente cizaña,
y
la incesta se vuelve una fiesta de su majestad.
Ya
siendo de noche, lo pulmones se oxidan.
El
frío ahuyenta hasta al más terco.
La
soledad inquieta a todo ser.
Los
malos salen de su “BAN” eterno.
Los
calderos se vuelven ceniza de nieve.
Las
gargantas se quiebran.
Cuando
“él” llega, todos ya están en sus casas
Cuando
“él” llega, los oficiales no saben de incontables
Cuando
“él” llega, las libertades se vuelven cadenas
Cuando
“él” llega, los pormenores se vuelven infinitos
Y
la cacería de risas, se vuelve agonía.
Toda
materia no puede con él,
Los
seres le deben respeto
Ya
no hay más bulla afuera
Ya
no hay tesoritos por donde
La
Familia se siente ofendida
Los
pajarillos mueren a heladas,
Y
los gorrioncitos también.
¿Qué
más da?
¿Qué
hacer?
¿De
qué huir?
¿De
todos modos, ni se le puede detener?